BM sube pronósticos para Latinoamérica, pero dice que repunte será insuficiente

Países como Chile y República Dominicana lo lograrán “con creces”, mientras que Brasil, Colombia y México “apenas se recuperarán”.

Con el crecimiento económico estimado, el golpe de la pandemia en Latinoamérica y el Caribe todavía no logrará revertirse. Foto: Banco Mundial
06 de octubre, 2021 | 07:41 PM

Bloomberg Línea — El crecimiento que tendrá la economía de Latinoamérica y el Caribe este año no será suficiente para dejar atrás la caída de 2020 ocasionada por la pandemia. En la actualización de sus proyecciones para la región, previo a su reunión anual que se realizará la próxima semana, el Banco Mundial (BM) calculó que el Producto Interno Bruto (PIB) regional crecerá 6,3%, superior al 5,2% que pronosticó en junio.

Sin embargo, a pesar de que los planes de vacunación avanzan y se evidencia una disminución en las muertes por Covid-19, la organización multinacional considera que la mayoría de los países no lograrán revertir aún el golpe de la pandemia, que ocasionó una caída económica de 6,7% en 2020.

El informe calcula que el crecimiento en 2022 y en 2023 estará por debajo de 3%, al eliminarse además la baja base estadística del año pasado.

“Los países de la región hicieron un esfuerzo enorme por asistir a las familias en medio de la pandemia. Ahora, el desafío es lograr una fuerte recuperación que brinde oportunidades de trabajo y sane las heridas de la crisis”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del organismo para América Latina y el Caribe.

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La entidad, con sede en Washington, destaca el crecimiento que tendrá Guyana, gracias a la explotación de los descubrimientos de petróleo, además del que tendrán Belice, Chile, República Dominicana, Panamá y Perú que crecerían por encima de 9%.

Ver más: “Por el golpe de la pandemia, ya no somos una región mayoritaria de clase media”: Banco Mundial

La expansión económica de Argentina y Colombia estará arriba de 7%, mientras que las dos economías más grandes de la región, Brasil y México, tendrán tasas superiores a 5%. No obstante, el informe insiste en que estas ganancias, en la mayoría de los casos, apenas compensarán los descensos del PIB de 2020. Países como Chile y República Dominicana lo lograrán “con creces”, mientras que Brasil, Colombia y México “apenas se recuperarán”, apunta el BM.

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A favor de la región, jugará la mayor demanda de bienes y servicios que harán las poderosas economía de los Estados Unidos y China, los dos principales socios comerciales, a medida que consolidan su recuperación.

Además, el documento del Banco Mundial resalta que la liquidez internacional continúa siendo abundante, mientras la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo mantengan sus políticas expansivas. A esto se suma un tercer ingrediente y es el crecimiento que están teniendo los precios de las materias primas, principal fuente de ingreso para los países exportadores.

“Con todo, se espera que la región registre un crecimiento promedio del 2,8 % en 2022, similar al experimentado entre 2017 y 2019. Se prevé un retorno a un crecimiento lento a pesar de factores externos a todas luces favorables”, añade el informe.

Entre los desafíos, están las presiones inflacionarias que podrían derivar en tasas de interés más altas y el elevado nivel de endeudamiento que se ha tomado para enfrentar la pandemia. Según los cálculos de la entidad, la deuda pública aumentó 15 puntos porcentuales hasta alcanzar 75,38% del PIB en promedio.

Ver más: La carga de la deuda amenaza la recuperación del empleo en América Latina: Banco Mundial

“Dado el imperativo de impulsar un crecimiento más dinámico, inclusivo y verde dentro de un contexto de escasez de recursos, los gobiernos deberán replantearse cuál es la mejor y más eficiente manera de utilizar los recursos públicos”, dijo William Maloney, economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

Precisamente, entre las estrategias que sugiere el informe está que los gobiernos replanteen las prioridades del gasto público, incluyendo una mejor focalización de los subsidios; hacerlo más eficiente, pues los problemas en el sistema de contrataciones y en los programas de transferencias representan pérdidas promedio de 4,4% del PIB y potenciar los ingresos, elevando los impuestos sobre alimentos no saludables y las emisiones de carbono.