Titanes de Wall Street advierten sobre próximos grandes riesgos para inversores

Cathie Wood, Mohamed El-Erian y Scott Minerd comparten sus opiniones sobre la deflación, la desigualdad y la ciberseguridad.

Mohamed El-Erian, Cathie Wood y Scott Minerd Fuente: Bloomberg
Por Sonali Basak
03 de octubre, 2021 | 06:00 AM

Bloomberg — Los riesgos a los que se enfrentan los inversionistas y la economía mundial son numerosos y siguen aumentando. Le preguntamos a tres de las personas más visionarias del sector financiero qué es lo que más les preocupa en los próximos cinco a diez años: Cathie Wood, cuya empresa Ark Investment Management atrajo miles de millones de dólares en el último año después de que sus apuestas centradas en la tecnología derrotaran al mercado en 2020; Mohamed El-Erian, asesor económico jefe de Allianz SE y columnista de Bloomberg Opinion; y Scott Minerd, presidente de Guggenheim Investments.

Sus comentarios han sido editados por razones de extensión y claridad.

Una ola de deflación

CATHIE WOOD

Fundadora de Ark Investment Management.

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La suposición subyacente es que estamos en un período inflacionario impulsado por interrupciones de las cadenas de suministro. He visto muchos mercados y comencé en el negocio durante los años 70. Estaba en la universidad en un período de rápido aumento inflacionario. Entonces sé lo que es eso. Y realmente creo que no volveremos a ese nivel y que cualquiera que planifique en función de eso probablemente cometerá algunos errores.

En cambio, vemos que se están gestando tres grandes fuerzas deflacionarias.

Por el lado de la innovación, hoy estamos en un período en el que nunca hemos estado. Hay que volver al teléfono, la electricidad y el automóvil para ver tres importantes fuentes de innovación tecnológicamente habilitadoras que evolucionan al mismo tiempo. Hoy, tenemos cinco plataformas: secuenciación de ADN, robótica, almacenamiento de energía, inteligencia artificial y blockchain, todas las cuales son deflacionarias.

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En inteligencia artificial, los costos de capacitación están cayendo un 68% por año. ¿Qué significa eso? Veremos un auge en muchos productos que usan IA y que, por lo tanto, son mejores, más baratos, más rápidos y más creativos.

También están los costos de la secuenciación de ADN. Para secuenciar el primer genoma humano completo, se necesitaron US$2.700 millones y 13 años de requerimientos informáticos. Eso fue en 2003. Dieciocho años después, los costos han bajado a US$500 y unas pocas horas de requerimiento informático. Por cada duplicación acumulada en el número de genomas humanos completos secuenciados, los costos caen un 40%.

Esto va a transformar la atención médica, ayudándonos a discernir qué dólares de atención médica estamos desperdiciando. Y creemos que hoy se desperdicia más de la mitad de todo el dinero destinado a la atención médica.

Luego tenemos los vehículos eléctricos y la tecnología del sistema de paquetes de baterías. Para cada duplicación acumulada en los vehículos eléctricos vendidos, los costos se redujeron en un 28% para la batería, lo que significa que los costos de los vehículos eléctricos van a caer más o menos 15% cada vez que observemos una duplicación de las ventas; y estamos recién en los inicios de las ventas de vehículos eléctricos. Otro son los robots industriales. Esos costos también están cayendo más del 20% por cada duplicación acumulada.

La buena noticia es que se trata de una buena deflación, que provoca un auge de la actividad económica, al menos donde se está produciendo la innovación.

El corolario de esto es una mala deflación. Desde el colapso del sector tecnológico y de telecomunicaciones y el colapso financiero de 2008 a 2009, ha habido un aumento significativo en la aversión al riesgo en el mercado. Y muchos inversionistas y analistas invierten muy cerca de sus índices de referencia. No quieren desviarse mucho.

El problema es que esta innovación va a ser muy disruptiva para el orden mundial tradicional. Las referencias actuales se construyen sobre la base de los éxitos pasados de las empresas, pero si la innovación disruptiva está evolucionando a un nivel tan rápido, habrá desintermediación y disrupción. Las empresas que han aprendido a satisfacer a los accionistas a corto plazo, que quieren sus ganancias y las quieren ahora, se han apalancado para recomprar acciones y pagar dividendos.

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Las empresas no han estado invirtiendo lo suficiente en innovación y veremos que, durante los próximos cinco a diez años, cada vez más compañías deberán cerrar sus puertas. Al comienzo de los índices S&P 500, la vida útil promedio de una empresa era de 100 años. Creemos que se ha reducido a poco más de 20 años, pero se derrumbará en el futuro.

También estamos viendo algunas señales interesantes en los ciclos.

El precio de la madera se disparó el año pasado debido al gran número de remodelaciones y la demanda de nuevas viviendas en los suburbios. Los precios subieron a US$1.700 y ahora han bajado a US$$600. Y a mucha gente le cuesta creerlo porque las viviendas todavía parecen muy atractivas. Creo que es un indicador anticipado de que los precios probablemente fueron demasiado lejos, demasiado rápido.

Los consumidores sienten que su poder adquisitivo está disminuyendo. Los precios de los bienes y servicios avanzan más rápido de lo que aumentan los ingresos. Así que hay otra razón por la que probablemente veremos una desaceleración.

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Pero lo que es aún más importante es lo que ha sucedido con las cadenas de suministro. Si se observa cómo estaban posicionadas las empresas antes del coronavirus notamos que habían estado reduciendo sus inventarios y el gasto de capital durante aproximadamente un año a 18 meses. Y la razón fue la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el miedo a que el onflicto estallara de alguna manera. Cuando golpeó el coronavirus, las empresas que ya estaban siendo cautelosas pisaron el freno por completo. ¿Y qué hizo el consumidor? El consumidor comenzó, después de un mes aproximadamente de los pagos del programa de protección de salarios, a estimular la economía. Comenzaron a gastar porque su tasa de ahorro en los meses anteriores se había disparado.

La situación tomó desprevenidas a las empresas y todavía no están en esa situación. No han podido ponerse al día. La liquidación de inventarios en el segundo trimestre estuvo cerca de niveles récord. Entonces, lo que creo que está sucediendo ahora e que las empresas, para ponerse al día, han realizado pedidos dobles y triples. Eso es lo que sucedió con los precios de la madera y explica por qué la caída ha sido tan pronunciada desde mediados de mayo. Una vez que vean que los precios bajan, disminuirán esos pedidos. Así que creo que podría haber una gran caída en los precios de las materias primas y otros bienes, ya que el consumidor ha pasado de consumir bienes, que son solo un tercio del consumo, a consumir servicios, justo cuando las empresas se acomodan agresivamente.

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Un mundo de desigualdades

MOHAMED EL-ERIAN

Asesor económico en jefe de Allianz SE y presidente del Queens’ College, Cambridge.

Lo que más me preocupa es la desigualdad, tanto dentro de los países como entre ellos. Y es algo que los mercados financieros dejan de lado como un problema social y no lo consideran realmente como un problema económico o financiero. Y nos hemos arriesgado a que el tema de la desigualdad cobre impulso. El Covid-19 ha sido un factor ampliamente desequilibrante, pero en lugar de volver a la situación en la que estábamos antes de la pandemia, ahora estamos creando una dinámica que empeorará la desigualdad y causará que esta tenga una mayor relevancia en las disrupciones sociales en todos los ámbitos.

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Una sociedad muy desigual no es una sociedad económicamente sana. Pero lo que me preocupa aún más es la desigualdad de oportunidades. Fuimos testigos de las consecuencias del Covid-19 para las personas que no tenían WiFi en casa, que no tenían computadoras. Sabemos que los distritos escolares públicos perdieron el contacto con muchos de sus estudiantes y que esos estudiantes no solo se estaban convirtiendo en desempleados, sino que también en personas no empleables, lo que significa una generación perdida de jóvenes.

A medida que salimos lentamente del Covid-19, sus consecuencias crean diferentes dinámicas en todo el mundo. Si se encuentra hoy en un país en desarrollo, ya no puede suponer que las empresas acudirán a usted. La responsabilidad recae cada vez más en que usted vaya a donde está el empleador. Y ese es el problema real cuando la educación está rezagada, cuando la tecnología está rezagada. Así es que me preocupa que veamos que este proceso masivo se hace más grande, si no tenemos cuidado.

Estábamos viendo una película trágica y luego llegó el Covid-19 y presionó el botón de avance rápido. Primero, empeoró la desigualdad de la riqueza porque la respuesta al Covid-19 implicó inyecciones masivas de liquidez de la Reserva Federal para impulsar losprecios de los activos. ¿Y quién es el propietario de los activos? Son los ricos. Entonces, si miramos lo que sucedió, las personas del segmento superior de la distribución de la riqueza está mucho mejor que antes del Covid-19. Pero en el segmento inferior no ha ocurrido lo mismo.

Pensemos en las personas cuyos trabajos se han visto desplazados por este gran paso hacia la digitalización, que para empezar no tienen activos financieros y no se benefician de lo que ha sucedido con los precios de los activos. Además, esperan comprar una casa, pero el aumento de los precios los ha excluido del mercado de la vivienda. Así que, de repente, tanto la riqueza como los ingresos reales y potenciales han disminuido para ellas.

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A esto se suma que, de pronto, hay un desfasaje de las habilidades. Hay niveles récord de vacantes que el mercado laboral no logra combinar con los trabajadores disponibles. Y luego tenemos lo que los economistas llaman equilibrios múltiples: un resultado negativo, que no da como resultado una reversión simple, sino una alta probabilidad de un resultado aún peor.

Ya sabemos cómo es porque lo hemos experimentado. Desde el punto de vista económico, parece una demanda agregada insuficiente, que es una forma elegante de decir que a medida que los ricos obtienen más ingresos y más riqueza, gastan menos. Los pobres tienden a consumir más. Entonces, si todo el incremento del ingreso y la riqueza va a los ricos, tendremos un problema de demanda, lo que significa que tendremos un problema de crecimiento.

Y ya hemos tenido un período del llamado estancamiento secular, y lo que mis colegas y yo llamamos la nueva normalidad, donde logramos un crecimiento bajo e insuficientemente inclusivo. Sabemos cómo es eso. Conocemos las consecuencias sociales. Es una guerra cultural. Es alienación. Es marginación. Eso no es bueno para la sociedad. Corroe la estructura de la sociedad.

Sabemos lo que significa en términos políticos. Las personas se convertirán en votantes preocupados por un solo tema, y los votantes que consideran solo un tema pueden ser capturados por todo tipo de cosas. No es de extrañar que estemos viendo un aumento del populismo en todo el mundo. Lo que a continuación se traduce en un mundo menos igualitario. Crecí teniendo interés en los países en desarrollo y durante décadas fue casi un hecho aceptado, no una hipótesis, casi un hecho aceptado, que estos países convergerían hacia las economías avanzadas.

Pero, ¿adivinen? Estamos teniendo divergencias en este momento. Y sospecho que esta divergencia no es a corto plazo. Así que podríamos vivir en un mundo menos igualitario, o para ser más claro, en un mundo mucho más desigual. Y eso es problemático para la coordinación de la política económica global, la interdependencia, la inmigración. Y podría seguir dando ejemplos. Entonces es problemático. Lo hemos probado y no nos agrada el resultado, pero podría empeorar aún más.

El sueño americano se trata de aprovechar estas increíbles oportunidades y poder ascender en la escala de ingresos. Existe una noción correcta de que la desigualdad puede incentivar a las personas a trabajar más duro, a hacerlas mejor, pero llega un punto en el que se pasa de alentar a las personas a hacer cosas buenas a realmente restar valor, no solo al bienestar económico, sino también al bienestar social y político.

No creo que el sueño americano esté muerto. Creo que es más difícil de lograr. Si para empezar no se tiene la educación adecuada, si no se tiene un conjunto de activos, la pendiente se hace mucho más empinada y ese es un problema real para demasiadas personas.

La receta es invertir en infraestructura física y humana. Se trata de permitir a las personas hacer más y mejor. Se trata de brindar a las personas oportunidades de transformación. La inversión debe comenzar a una edad muy temprana, en prekínder, exponiendo las mentes brillantes a una educación y oportunidades emocionantes. Esto debe continuar a lo largo de la escuela primaria, la secundaria y la universidad, lo que haría que las universidades de élite sean más accesibles para las personas que merecen estar allí, pero que sus oportunidades se vieron mermadas por provenir del barrio incorrecto o porque sus padres nunca tuvieron la posibilidad de educarse.

Hay mucho que se puede hacer. Se trata fundamentalmente de hacernos la pregunta: “¿Cómo permitimos que nuestros recursos, humanos y físicos, sean más inclusivos y más productivos?”.

Hackers sueltos

SCOTT MINERD

Presidente de Guggenheim Investments.

El riesgo número uno es la sostenibilidad del sistema mundial de pagos. Y elijo la palabra sostenibilidad por sobre la palabra vulnerabilidad, porque la verdadera clave aquí es mantener en funcionamiento el sistema global de pagos, y hemos tenido numerosos hackeos, ataques terroristas, el incidente de Colonial Pipeline. Parecería que somos extremadamente vulnerables a un ataque contra el sistema de pagos de los mercados financieros, y no solo aquí en Estados Unidos, sino que también en Europa.

Estoy hablando de cosas como Fedwire, donde se liquida el dinero de los bancos. Pero también me refiero a sistemas como DTCC, SWIFT, Euroclear. Hay múltiples ejemplos con los que podría seguir y seguir. Y si hubiera un ataque sincronizado, esencialmente pondría de rodillas al mercado financiero mundial. La primera respuesta probablemente sería que los precios de los valores se derrumbarían, y la segunda es que probablemente tendríamos que cerrar todas las bolsas del mundo para descubrir cómo restaurar el sistema global de pagos.

Lo que me molesta del sistema global de pagos es que no creo que nadie se haya centrado en él. Y esto realmente requiere un alto grado de cooperación internacional. Se necesita una mirada macro real, lo que significa que debe haber alguien o un grupo de personas que observe cómo se interconecta todo y dónde están las vulnerabilidades potenciales.

Yo diría que la probabilidad de que eso suceda es muy alta. Ciertamente de más del 50%. Una vez me acusaron de que al hablar de esto estoy alertando a terroristas y a otros gobiernos sobre cómo atacarnos. Pero lo más probable es que ya lo estén pensando.

En la Fed, cuando hablo con ellos, realmente no emiten comentarios al respecto. Y hay dos interpretaciones para eso: simplemente no creen que la amenaza sea tan seria, o creen que el asunto es tan serio que realmente no quieren decir nada. Tal como descubrimos con la red eléctrica, una vulnerabilidad es que el sistema no está lo suficientemente reforzado y debemos mejorarlo por razones de seguridad. El sistema de pago es lo mismo. A pesar de que Fedwire se ha modernizado con el correr del tiempo, todavía se construye a partir de una infraestructura que es extremadamente antigua.

Necesitamos cooperación internacional para evaluar el riesgo y descubrir cómo podemos fortalecer el sistema que existe en el corto plazo y, a largo plazo, modernizarlo. La entrega versus el pago, que es la forma estándar en la que hemos entregado valores durante 100 años, es en una época como la nuestra, algo ridícula. No hay ninguna razón por la que eso no pueda hacerse de forma instantánea.

Pero eso requerirá una nueva generación de tecnología, y ya sea blockchain o cualquier otra, debe modernizarse. Pero a corto plazo, los bancos centrales, las bolsas, etcétera, deben analizar detenidamente sus sistemas, y no solo su sistema, sino también la interconectividad del sistema y lo segura que es la conexión que se está realizando. No solo desde el punto de vista de las interrupciones, sino que, dado que se está enviando información a través de ethereum, se debe considerar cuál es la posibilidad de que se pueda redirigir a alguna parte.

Ciertamente, internet es vulnerable, ¿verdad? Uno de los comentarios que le he hecho a las personas sobre las criptomonedas en general es: ¿por qué necesito realizar transacciones a través de internet? ¿Por qué no puedo simplemente enviar un mensaje de texto?

Hay otras formas de transferir cosas a través de ethereum, ¿verdad? Entonces, si miramos las criptomonedas como ejemplo, el eslabón débil es el hecho de que están vinculadas a internet. Incluso si blockchain fuera eterna, perfecta y reforzada y no se pudiera robar, lo cual no es cierto, si se cae internet, estamos acabados.

El gobierno de Estados Unidos tendrá un papel importante en la creación de un nuevo sistema solo debido a que somos el centro financiero del mundo. Sin embargo, para citar a Winston Churchill, siempre se puede contar con el gobierno de EE.UU. para hacer lo correcto, después de haber intentado todo lo demás. Entonces, no creo que lo hagan de inmediato. Creo que habrá muchos parches.

Con la asistencia de Steven Crabill y Danielle Balbi.