Burt sobre restos de Guzmán: “Debe haber más altura para enfrentar el tema”

La investigadora ve con preocupación que el gobierno se desentienda de la discusión sobre el destino de los restos de Abimael Guzmán. También comenta sobre María Elena Moyano, quien ha sido recordada como víctima del grupo terrorista Sendero Luminoso.

Jo-Marie Burt sobre restos de Abimael Guzmán: “Debe haber más altura para enfrentar el tema”. (Foto: ANDINA)
14 de septiembre, 2021 | 12:21 PM

Lima — Este sábado 11 de setiembre murió Abimael Guzmán, el mayor homicida del Perú y líder de Sendero Luminoso (SL), mientras cumplía cadena perpetua en la prisión de máxima seguridad de la Base Naval del Callao. Su fallecimiento revivió las heridas que el terrorismo y conflicto armado interno dejó en el país, con cerca de 70 mil muertos en casi dos décadas, así como la discusión sobre qué ocurrirá con los restos del líder terrorista. Bloomberg Línea conversó con Jo-Marie Burt, profesora de la Universidad George Mason (EE.UU.) y miembro principal de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), sobre estos acontecimientos.

A pesar de la muerte de Guzmán, usted remarca que todavía estamos lejos de un escenario de reconciliación. ¿Ve espacio en el Perú para que se concrete en el mediano plazo esta reconciliación tan deseada? ¿Qué se debe hacer a nivel de Estado y sociedad civil para lograrlo?

La reconciliación es una palabra confusa y se presta para diversas interpretaciones. Yo la entiendo como un proceso a través del cual se conoce la verdad sobre lo que pasó, se repara a las víctimas de forma simbólica, económica, o a través de la provisión de servicios que puedan necesitar, y también se rinden cuentas. Los culpables de violar derechos humanos deben ser juzgados y condenados. El Perú ha avanzado en algunas de esas cosas. Pero creo que aún falta un largo trecho por caminar, en particular en el deseo y necesidad de entender por qué nació Sendero Luminoso. ¿Por qué tantos jóvenes siguieron un movimiento totalitario y violento? ¿Por qué decidieron dar su vida a un hombre que solamente predicaba terror y violencia? Entender eso es muy importante, porque ayudaría a comprender muchos problemas de la sociedad peruana que a veces no se quieren enfrentar.

Abimael Guzmán cumplía condena por más de 30 mil muertes en atentados terroristasdfd

Estos últimos días, sin embargo, se han presentado diversas reacciones de quienes dicen que la muerte de Guzmán debe llevar a condenar todo lo relacionado con SL y no a ver más allá de eso. Algunos consideran que comprender podría ser justificar. ¿Cómo percibe usted esta mirada?

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Eso es una visión muy sesgada y limitante. ¿Cómo combates algo que no comprendes? Fue esa la razón por la que Sendero Luminoso empezó a crecer tanto en el Perú cuando inició su accionar. El Estado peruano y la sociedad no lo tomó en serio en primer lugar, y luego pensó que podía eliminarlo aplicando violencia de manera indiscriminada sin entenderlo y sin comprender por qué había nacido o cómo estaba organizado. Es más de 10 años después que hay un grupo dentro de la policía que comienza a estudiar muy cuidadosamente a Sendero Luminoso, su estructura, su pensamiento y liderazgo; y ellos no solo logran derrotar a Guzmán, sino que lo hacen sin disparar una sola bala. Entendieron cómo funcionaba esta organización y que enfocarse en la dirigencia podía llevar a su derrumbamiento.

No se cayó en su juego o en aplicar violencia contra violencia.

Claro, y esa había sido la dinámica por más de 10 años. Aprendieron [sobre ellos], y ahí es clave destacar al Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) que tiene todo el mérito por el trabajo de seguir muy detallada y cuidadosamente a Guzmán para eventualmente llegar a él. Soy académica, mi trabajo es comprender, y no entiendo a quienes dicen que no es necesario hacerlo en este caso. Creo que eso viene desde una posición de ignorancia sobre cómo funciona el mundo. No podemos combatir algo que no entendemos.

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¿Es también el temor a pensar que la comprensión lleve a justificar o a que surja de nuevo este pensamiento?

Puede ser, pero es muy simplista esa forma de pensar. Recuerdo cuando comencé a trabajar investigando a Sendero Luminoso, cuando fui a Ayacucho por primera vez en 1987. Tenía ganas de conocer y entender a esa organización no porque la viera con ojos favorables, sino por la destrucción que esa organización causaba a la sociedad y la reacción equivocada hacia ellos. Quería entender qué estaba sucediendo. Como muchos otros académicos peruanos que en los noventas empezamos a publicar sobre Sendero Luminoso, era muy complicado porque nos decían que entender a SL era verlo favorablemente. Podría haber quienes lo hicieran, pero los académicos que conozco y conocí querían entender y comprender el fenómeno. Creo que hay que diferenciar entre dos mundos: el académico, cuya finalidad es comprender; y el mundo político, que debería comprender pero también tiene como finalidad el ganar poder y espacio. Y muchos ven esa posición de no comprender como una forma de ganar espacio y adeptos [en la política]; de fácilmente golpear al enemigo y jalar agua para su molino.

“No entiendo a quienes dicen que no es necesario (comprender) en este caso. Creo que eso viene desde una posición de ignorancia sobre cómo funciona el mundo. No podemos combatir algo que no entendemos”.

Jo-Marie Burt

¿Ve muy latente ese discurso en un sector de la política peruana?

En particular con el gobierno de Pedro Castillo que ha sido ‘terruqueado’ desde antes de tomar el poder, y sigue siendo ‘terruqueado’ por ciertos sectores de derecha. Eso sigue siendo evidentemente político. Sin embargo, es cierto que hay miembros del gobierno y personas en el gabinete que han tenido expresiones ambiguas sobre Sendero Luminoso, o hay dudas sobre si podrían haber participado en algún momento con SL; y aunque hay deslindes desde el gobierno, falta claridad en esas cosas.

Una imagen del atentado en Tarata, Lima, perpetrado por Sendero Luminoso en julio de 1992. El ataque terrorista dejó un saldo de 25 muertos.dfd

Esa falta de claridad genera temor sobre cómo este gobierno ve o condena lo que fue el terrorismo en nuestro país.

Sí, ciertamente.

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Cuando usted llegó a Ayacucho en 1987 y vio de cerca el origen de Sendero Luminoso, y sobre todo la región donde impactó con más fuerza el conflicto armado interno, ¿qué identificó en ese momento?

Era muy joven. Tenía 22 años cuando llegué por primera vez a Ayacucho. Recuerdo la sensación de miedo que todo el mundo tenía. En las noches escuchabas bombas, balas... Todo el mundo le tenía miedo a Sendero Luminoso y muchos también al Ejército, que en ese momento había copado Ayacucho y sus alrededores en su intento de controlar y combatir la insurgencia. El miedo es algo que me marcó mucho. Conocí a personas que trabajaban en Médicos Sin Fronteras, en las zonas rurales que habían sido muy impactadas por la violencia, y recuerdo que tenían una necesidad tremenda por ayudar a las víctimas, ya sean de SL o de las fuerzas del orden. Vieron cuerpos mutilados, bebés asesinados, niños... Cosas terribles. También me llamó mucho la atención, tanto en Ayacucho como en Villa El Salvador donde trabajé y viví por mucho tiempo, el nivel de la pobreza y los grandes niveles de desigualdad y discriminación hacia personas que son de zonas rurales o periféricas de Lima. El clasismo mezclado con el racismo llamó mi atención. Muchas sociedades sufren de esas divisiones, mi propio país todavía está tratando de llegar a términos con un pasado de esclavitud y discriminación racial desde hace dos siglos. Pero la visceralidad de la discriminación en Perú me marcó mucho. La sensación de aislamiento, marginalización y pocas oportunidades de vida para quienes nacían en la sierra o en un lugar como Villa El Salvador en los años ochenta, donde no había mucho que hacer, era fuerte.

Otra cosa que me marcó fue la diferencia en los servicios del Estado. Si vivías en Lima tenías mucho más acceso a salud, educación, infraestructura y trabajo, pero si vivías en zonas andinas o selváticas la diferencia era abismal. Algunas de esas situaciones se mantienen. Hasta el día de hoy sigue habiendo diferencias abismales entre los servicios públicos y sociales que el Estado brinda a la población y el acceso a nivel nacional. Y también me llamó mucho la atención la ideología marcadamente totalitaria de Sendero.

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¿Se puede relacionar esa ideología con algún movimiento contemporáneo?

No necesariamente, pero Sendero Luminoso tiene mucho más en común con grupos como Pol Pot o el jemer rojo, en Camboya, que con los grupos guerrilleros como los que estaban vigentes en los ochentas en Nicaragua y El Salvador. SL tenía una ideología marcadamente totalitaria en la cual endiosaba a Abimael Guzmán, le daba la razón en todo y no podía haber discrepancias ni en la misma organización. Quien discrepaba de Guzmán era separado o eliminado, y ni hablar quienes estaban fuera de SL. Por eso el grupo no mataba solo a sus “enemigos” vinculados con el ‘Estado burocrático y capitalista’, como ellos lo llamaban, sino también a vecinos y pobladores de los barrios populares de Lima: dirigentes sindicales, de organizaciones de barrio y de mujeres, como María Elena Moyano. Muchos de ellos fueron asesinados de manera muy brutal por discrepar de la línea de SL. Lo de María Elena Moyano fue un espectáculo de violencia completamente brutal.

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En los últimos días también se ha hablado mucho sobre María Elena Moyano y la brutal muerte que sufrió en manos de SL. Pero en muchos reportes locales se deja de lado el hecho de que era una mujer de izquierda. ¿Cómo ve esto?

Yo conocí a María Elena además de investigar sobre ella. Escribí un artículo hace varios años titulado ‘Los usos y abusos de la memoria de Maria Elena Moyano’, tratando de entender la misma pregunta que me estás haciendo. Conocí también a su hermana, Martha Moyano, cuando viví en Villa El Salvador (VES). Recuerdo que cuando María Elena fue asesinada, Martha Moyano era también de izquierda y fundó la Fundación María Elena Moyano, que ya no existe. Trató de juntar ahí a diferentes dirigentes de organizaciones de VES para dialogar, hacerle frente a SL y al proceso de neoliberalismo del gobierno de Alberto Fujimori. En ese momento el fujimorismo ya reivindicaba a María Elena Moyano como heroína porque ella tenía esa actitud fuerte y valiente contra SL, pero (el fujimorismo) nunca reconoció que ella también criticó el accionar de las Fuerzas Armadas y al mismo gobierno de Fujimori. Cuando se dio el shock económico a pocos días de que Fujimori asumió el gobierno, se duplicó el nivel de pobreza en el país. Yo estuve recorriendo los comedores de VES un día después del shock y estaban sobrepasados porque de pronto no tenían qué cocinar y los precios estaban por los cielos. María Elena tuvo una actitud muy coherente de una mujer de izquierda y demócrata, y criticó la violencia del Estado y la violencia terrorista. Pero eso no se le quiere recordar, solo se la endiosa como una persona que peleó contra SL. Eso es solo conocer una parte de su historia. Creo que es utilizar a María Elena Moyano por fines propios. Recordemos que ella siempre fue militante de izquierda y en el momento de su muerte era teniente alcaldesa por Izquierda Unida en VES.

María Elena Moyano fue asesinada por Sendero Luminoso el 15 de febrero de 1992, a la edad de 33 años.dfd

¿Cómo diferencia usted las reacciones actuales que vemos en Lima contra lo que fue el terrorismo frente a otras reacciones que vienen desde provincias que fueron muy golpeadas por el conflicto, como Ayacucho, pero que no han llevado a cabo necesariamente eventos como la marcha que vimos este domingo en Tarata (Lima)?

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Tres cuartas partes de los muertos durante la época de violencia según la CVR eran ayacuchanos. Esa época impactó mucho a esta zona. Pero también han pasado muchos años desde que SL tiene una presencia activa ahí. Es cierto que existe el Movadef, que todavía reivindica a Abimael Guzmán como su líder, pero también es una organización sin horizonte político, cuya principal bandera es la amnistía tanto para Sendero Luminoso como para los militares, lo cual para mí es absolutamente impensable, para que ellos puedan salir de la prisión. Ese es su horizonte, no tiene un proyecto político más allá de eso. Creo que en Lima han surgido diferentes partidos de derecha y algunos de derecha extrema que han encontrado el discurso antiterrorista y anti SL muy útil para descalificar a todo aquel que no son ellos, y en ese sentido pienso que lo utilizan. Esa es una táctica que se da en muchos lugares.

“María Elena (Moyano) tuvo una actitud muy coherente de una mujer de izquierda y demócrata, y criticó la violencia del Estado y la violencia terrorista. Pero eso no se le quiere recordar”.

Jo-Marie Burt

¿Podemos decir que el “pensamiento Gonzalo” como tal está desterrado? ¿Qué tanta amenaza ve desde Movadef y el poder que pueda conseguir?

Las ideas que predicaba Guzmán son ideas arcaicas, violentistas y totalitarias. Tenía una forma de ver el mundo que no permitía discrepancias o dudas sobre esa visión. Quien se embarcaba en el proyecto de SL tenía que entregar su vida a eso, estar dispuesto a morir por eso. Creo que ese pensamiento no murió el día sábado (11 de setiembre), cuando murió Abimael Guzmán, sino el 12 de setiembre de 1992 cuando fue detenido por el GEIN sin haber disparado una sola bala, respetando sus derechos humanos y llevándolo a un juicio. Y si bien no se respetó el debido proceso en ese momento y por eso el juicio se tuvo que volver a realizar, ya en democracia fue condenado nuevamente a cadena perpetua. Considero que el ‘pensamiento Gonzalo’ fue derrotado militar y políticamente en ese momento, y su movimiento se desmoronó poco después. Movadef reclama la amnistía para Abimael Guzmán, y Guzmán en la cárcel firmó un acuerdo de paz con el gobierno de Fujimori y pidió a sus seguidores dejar las armas a cambio de ciertos beneficios para ellos en la cárcel. Muchos exmilitantes de SL lo saben y deben sentirse avergonzados de eso, porque alguien que demanda a sus seguidores entregar la vida por sus ideales mientras que acuerda beneficios penitenciarios con un gobierno que criticaba demuestra que es alguien que no tiene ninguna autoridad moral.

Esto no significa que el Perú no tenga jóvenes que están frustrados por la falta de oportunidades, desigualdad, pobreza, o por como el Covid-19 demostró que algunos en el país están muy bien y otros están condenados a morir. Si esta parte del país no se comienza a atender, la inestabilidad va a continuar. Si algo debe haber entendido el Perú de este período es que de esos grandes episodios de pobreza y desigualdad vino el ímpetu para que surja un movimiento como SL. No es solamente un ser diabólico con ideas marxistas-leninistas-maoístas el responsable de todo eso.

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¿Es posible lograr un verdadero debate sobre el impacto del terrorismo y del conflicto armado en el Perú en un contexto como el actual, donde hay tanta polarización entre la izquierda y la derecha?

Es cuestión de construir espacios y tender puentes. Creo que el Perú perdió una gran oportunidad para llegar a eso, pero no quiere decir que no sea posible. Todo es posible en la política, pero en ese momento lo veo bastante difícil. Creo que hay muchos partidos de derecha muy pocos dispuestos a asentarse para entrar en un debate honesto sobre este período. Están más interesados en acusar a quienes son distintos a ellos o piensan distinto de ser terroristas. En esa situación es bien difícil. Pero también corresponde a los partidos de la izquierda estar claros y deslindar claramente de cualquier simpatía con organizaciones totalitarias como lo fue SL.

Todavía se discute sobre qué pasará con el cuerpo de Guzmán. ¿Qué escenario piensa que es el adecuado?

No hay una respuesta fácil a esa pregunta, para empezar. También es importante reconocer que existen normas y leyes sobre cómo tratar a un muerto, y según entiendo los familiares de un muerto tiene el derecho de decidir qué pasa con el cuerpo. No he visto una respuesta clara sobre si su esposa (Elena Ipanaguirre) que está presa de por vida pierde el derecho a decidir si debe ser cremado o enterrado. Pero también encuentro preocupante que el gobierno trate el tema como si esta ‘papa caliente’ no fuera suya. Tiene que haber más altura para enfrentar un tema tan delicado para la sociedad peruana. Entiendo el querer evitar establecer un lugar que se podría convertir en un centro de homenaje, pero hay que recordar también que en el Perú está penada, por ley, la apología al terrorismo. Decir algo positivo sobre Abimael Guzmán podría ser penado.

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Cuando se publicó el informe final de la CVR, éste documento fue muy criticado sobre todo por un sector de la derecha en el Perú y se dejó de lado. Hoy vemos algunos que aún rescatan la investigación, y al mismo tiempo una sociedad y sobre todo personas jóvenes que no conocen a cabalidad lo que fue el terrorismo y el conflicto armado. ¿Hay posibilidades de que se retome lo que dejó esta comisión y se rescate un verdadero análisis o entendimiento de esta época tan oscura? ¿Usted ve posibilidades?

En el 2010 yo estaba como profesora visitante de una universidad en el Perú y para dictar un curso sobre la post transición en América Latina y otros países africanos que sufrieron graves crisis de derechos humanos en contextos de conflictos armados o por gobiernos autoritarios. Cuando llegamos al módulo sobre el Perú, presumí que todos los jóvenes sabían qué fue Sendero Luminoso, cómo se desarrolló la guerra interna, y varios me comentaron que nunca habían estudiado eso. Ni en el colegio ni en la misma universidad. Eso no me sorprende porque en EE.UU. pasa lo mismo. En países que viven situaciones de conflicto, división, violencia o polarización, la reconciliación a veces se basa en grandes olvidos. No es un proceso que solamente pasa en Perú. El deseo de entender y comprender al otro para construir algo mejor juntos, en una sociedad tan dividida como la peruana, no solo por ideas, sino también por diferencias económicas y raciales, es muy difícil. ¿Cómo generas un consenso sobre qué nos pasó, porqué pasó y cómo construir un futuro mejor? Si algunos solo piensan en proteger sus privilegios y su poder, eso va a ser bastante difícil.