Moody’s tras rebaja de calificación: “La perspectiva del Perú es estable, pero por ahora”

Jaime Reusche, vicepresidente y Senior Credit Officer de la agencia, explica a Bloomberg Línea Perú los detalles de la decisión de ajustar a la baja la calificación peruana, pasando de A3 a Baa1.

Moody’s tras rebaja de calificación crediticia del Perú: “La perspectiva es estable, pero por ahora”.
02 de septiembre, 2021 | 08:00 AM

Lima — Fue la crónica de una rebaja anunciada: tal como esperaban diversos agentes económicos, la agencia Moody’s Investors Service hizo un ‘downgrade’ en la calificación de la deuda soberana del Perú en moneda extranjera y nacional en un peldaño (de A3 a Baa1). Aunque el Perú mantiene el grado de inversión, este es el primer ajuste a la baja en 20 años y deja al país a dos escalas de pasar al grado especulativo.

La rebaja no responde únicamente a la incertidumbre política y actual, según Moody’s, pues ha sido determinante la polarización y división política que el país ha vivido en los últimos años, y que ha impedido avances en la formulación de políticas necesarias. Pero el contexto vigente motivó a que el comité de Moody’s decidiera este 27 de agosto el cambio en la calificación. Jaime Reusche, vicepresidente y Senior Credit Officer de la agencia, explica a Bloomberg Línea los detalles de esta decisión y lo que se espera para el país.

Usted advirtió que este era un escenario muy probable, que se veía difícil que el Perú mantenga una calificación de A3 en el escenario actual. ¿Qué los llevó a decidir finalmente que el ‘downgrade’ debía ser de un peldaño tanto en moneda nacional como extranjera? ¿Cómo entender que la perspectiva quede ‘estable’?

Desde hace muchos años no tenemos diferencia entre las calificaciones en moneda local y extranjera. Para el 98% de los soberanos siempre es la misma calificación. A menos que veamos un tema muy puntual en la balanza de pagos, las calificaciones las mantenemos en el mismo nivel, tanto de moneda local como de moneda extranjera. En este caso el Perú no era distinto. Lo de la perspectiva es claramente lo que mencionamos en el comunicado: hay varios riesgos muy importantes a la baja que nos tenían bastante preocupados y fue todo un debate el mantener la perspectiva negativa o si pasábamos a estable. A final de cuentas, por el ‘track record’ que tiene el Perú, se decidió darle el beneficio de la duda.

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Jaime Reusche, vicepresidente y Senior Credit Officer de Moody's.dfd

Es decir, ¿hay esperanza sobre una reversión si se toman las acciones necesarias?

Sí, pero es tenue. Es un equilibrio muy tenue en el sentido que si empezamos a ver que los riesgos que nos preocupan se empiezan a materializar, vamos a actuar rápido. Normalmente somos los más pausados y contemplativos. En este caso hemos actuado relativamente rápido desde la perspectiva negativa; típicamente nos gusta tomarnos nuestro tiempo con una perspectiva negativa, de 12 a 18 meses. Pero la hemos cambiado en menos de cuatro meses después de que ya la habíamos revisado (a fines del 2020 Moody’s ajustó su perspectiva de estable a negativa). Sí tenemos varios puntos que nos preocupan y que los vemos como riesgos a esa perspectiva ‘estable’.

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En el comunicado precisan que las discusiones que conduzcan a los cambios de Constitución que se han propuesto por el gobierno con anterioridad podrían plantear riesgos importantes para el perfil crediticio del Perú en adelante. Sobre este aspecto, algunas autoridades como el ministro de Economía Pedro Francke han mencionado que este es un tema que no se ha vuelto a discutir o que se verá más adelante siguiendo las reglas de juego. ¿Ven que este riesgo se pueda disipar, o las señales aún no son claras?

Lo que se relaciona a la Asamblea Constituyente representa el mayor riesgo que vemos en el país, por la incertidumbre legal que te genera para los inversionistas y para el modelo económico. Desde nuestro punto de vista, las limitantes legales, políticas e institucionales que vemos en este momento nos hacen pensar que hay una menor probabilidad de que se adopte. Pero es uno de estos riesgos de baja probabilidad y alta severidad si es que se llega a realizar, y por eso lo vamos a estar observando muy de cerca. El segundo riesgo es la consolidación fiscal. Claramente se ha dado una buena señal por parte del gobierno de que se quiere seguir una senda de consolidación fiscal creíble, y si bien los supuestos de crecimiento parecen ligeramente optimistas, creemos que hay un buen margen de maniobra para mantener esa senda de consolidación fiscal y estabilizar la deuda. Pero los riesgos existen, y son riesgos económicos.

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Sobre este punto mencionan que aunque la decisión del gobierno de Pedro Castillo de adoptar una vía de consolidación fiscal menos agresiva puede brindar apoyo a la actividad económica, ven un menor dinamismo en la inversión privada y por ende menores perspectivas de crecimiento a mediano plazo. ¿Qué se requiere para ver un impulso efectivo a la inversión privada, que representa más del 16% de la estructura del PBI? ¿Qué diría que se debe hacer?

Ceo que estamos bastante lejos de ver señales auspiciosas para la inversión privada. Tenemos por el momento una especie de estabilización en el ámbito político con este voto de confianza que se le ha dado al gabinete; se evita caer en una incertidumbre bastante más prolongada con amenazas a la cohesión institucional, pero al mismo tiempo creo que estamos muy lejos de encontrar un mensaje claro por parte del gobierno que fomente la inversión privada y que la ayude a recuperarse. Eso no veo que se disipe en el corto plazo por más que el gobierno tome gestos para tratar de darle la bienvenida a este tipo de inversión.

¿Ha sido preocupante o determinante que no se hayan concretado aún nombramientos para el directorio del Banco Central de Reserva (BCR)? El ministro Francke ha resaltado recientemente que el plazo típico de selección ha sido similar al actual: entre setiembre y octubre.

Por el momento no tenemos ninguna señal concreta que nos preocupe por este lado. Ha pasado que en meses anteriores se han demorado los nombramientos, efectivamente, y por ahora tenemos la señal de que se quiere una suerte de continuidad y profesionalismo en el BCR. Eso es importante. Por supuesto tenemos que ver que eso se concrete, pues a final de cuentas es una preocupación y va a seguir latente hasta que se nombre al directorio del banco central. Siempre está la posibilidad de cambios en cuanto a las autoridades económicas. Eso lo nombramos en el comunicado de prensa y lo vamos a estar siguiendo muy de cerca.

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¿Los nombramientos de los ministros, y sobre todo que se mantengan a perfiles cuestionados, sí ha generado más preocupación?

Sí, en parte, porque nos dice que el mensaje que tiene el gobierno para con el sector privado no parece estar muy consciente de los efectos que puedan tener estos nombramientos, por lo menos en el ámbito económico. Sí genera preocupación. Aunque es muy temprano para tener una opinión concreta de cómo va a ser la gestión de estos ministros, mencionamos en el comunicado que algunos de los nombramientos han sido controversiales y eso ha generado inestabilidad tanto política como económica.

Se critica ahora la ausencia del presidente Castillo para abordar algunas crisis urgentes. Más de un mes atrás, en la juramentación del gabinete hubo mucho ruido por cómo el ministro Francke asumió la cartera de Economía un día después que el resto de ministros. ¿Ven que la figura del titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) permanezca fuerte, o hay señales de alerta?

Sí hay señales de alerta. Cuando se dio la demora en el nombramiento del ministro Francke, en ese momento sí nos preocupamos. Igual esperamos a ver qué es lo que iba a pasar el día siguiente y por suerte asumió. Claramente en nuestras interacciones con el ministro vemos que es una voz de moderación.

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¿Su perfil otorga más confianza?

Yo creo que sí. Lo único que no queda claro es qué tanto poder político tiene el ministro de Economía. En casos anteriores siempre hemos sabido que el ministro de Economía tiene una voz muy importante en el gabinete, y acá hay señales que dicen que sí pero otras que no dejan toda claridad. El decreto de urgencia sobre la senda de consolidación fiscal para el 2022 nos dice que hay cierto consenso con lo que propone el ministro Francke, y por ahí va bien. Pero el aspecto de las tensiones partidarias dentro del partido del gobierno nos deja ciertas dudas sobre cuál va a ser el rol que van a cumplir las actividades económicas mientras estas (tensiones) se sigan dando.

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Pedro Francke, ministro de Economía del Perú.dfd

El Congreso anterior encendió muchas alertas y no solo desde Moody’s; fueron varias agencias y organismos que advirtieron sobre la inestabilidad que generaban las iniciativas que se aprobaban y que iban contra la Constitución. ¿Qué expectativas tienen con este Congreso?

Son mucho más estables que en el Congreso anterior. Claramente se veía una predisposición del Legislativo pasado por adoptar medidas populistas y este Congreso, por el momento, está siendo bastante más cauto. Por lo que vemos tras la conformación de las comisiones, seguramente va a haber un mayor nivel de moderación en el Legislativo. Queremos no equivocarnos. Si no la hubiese, añadiría al ruido político que ahora está viniendo no del Congreso, sino del gobierno.

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Son puntuales al comentar que estarán atentos a las señales que puedan mover la perspectiva asignada al Perú, especialmente con las medidas que se tomen en el corto plazo.

Sí. Es una perspectiva estable un poco descomunal. Es estable, pero por ahora. Estamos observando muy de cerca los riesgos políticos, económicos y fiscales que muy rápidamente podrían llevar a un cambio de perspectiva si vemos un deterioro en nuestro escenario base, que contempla más estabilidad política y económica, así como la senda de consolidación fiscal. Sin embargo, cualquier divergencia de la trayectoria o escenario que se está formando nos llevaría de nuevo a comité para revisar la perspectiva.

Y una revisión de la perspectiva de estable a negativa enviaría el mensaje de que otro ‘downgrade’ en el futuro sería más que factible.

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Sí. El país goza de cierto nivel de credibilidad por cómo se ha comportado en los últimos 20 años, pero esa credibilidad es limitada. Estamos muy atentos para reaccionar si es que vemos un deterioro.

“Creo que estamos muy lejos de encontrar un mensaje claro por parte del gobierno que fomente la inversión privada y que la ayude a recuperarse”.

Señalan en el comunicado que este ambiente está muy fracturado y polarizado, incluso antes de que asumiera este nuevo gobierno, y eso hace que no se impulsen las medidas que se requieren. ¿Qué mensaje le daría al gobierno, tanto al poder Ejecutivo y Legislativo, para cambiar este panorama?

El crecimiento económico en el Perú puede estar mucho más elevado por cómo viene tan fuerte y favorable la demanda externa, y muchos otros países en la región aprovecharán ese impulso externo. Acá estamos debatiendo si va a regresar la confianza o no. Es un tema muy importante para que los políticos tomen conciencia del costo de oportunidad que se genera cuando no se dan mensajes auspiciosos a la inversión privada para que la economía empiece a caminar nuevamente de manera robusta. Eso es lo que está pesando sobre la calificación, porque se desaprovecha este momento para recuperar la senda de crecimiento que hemos tenido que sacrificar el último año y medio por la pandemia. Es difícil de digerir que se esté dando este nivel de conflictividad política y estos mensajes que no son auspiciosos para el sector privado en un momento donde se podría aprovechar este impulso externo.

Los fundamentos macroeconómicos nos dicen que deberíamos crecer más.

Y justamente por eso es que hemos revisado nuestra proyección de crecimiento para el Perú al alza (de 9% a 12% para este 2021). El rebote que hemos visto en la primera mitad del año nos ha sorprendido y va más allá de lo que estamos viendo en otros países de la región. Si se aprovechase ese impulso y no tuviésemos este nivel de incertidumbre, deberíamos estar viendo tasas muy favorables de crecimiento, actividad económica y generación de empleo por los próximos dos a tres años. No las estamos viendo justamente por esta falta de claridad en las políticas públicas.

La economía peruana ha crecido con fuerza en el primer semestre del año.dfd

En líneas generales, ¿cómo ven lo que se ha establecido recientemente en el marco macroeconómico multianual (MMM) 2022-2025, así como en propuestas más concretas de reforma tributaria que han sido parcialmente anunciadas?

Tenemos muy pocos detalles sobre esto último. El gobierno cuando estuvo en campaña ya habló de cambiar el régimen tributario a las mineras en particular. Tenemos que ver qué sale de estas propuestas cuando se pidan las facultades legislativas, pero lo que nos comentan desde el MEF es que hay un empuje por tener una estructura impositiva un poco más progresiva en cuanto a las industrias extractivas. Lo interesante es que el presupuesto del 2022 no tiene contemplados estos incrementos tributarios. Entonces, si se dan esos cambios podrían apoyar los ingresos tributarios; si no se dan, no tenemos un riesgo de un shock negativo para los ingresos presupuestales. Por otro lado, el MEF nos adelantó que tiene la intención de utilizar otros mecanismos para ajustar ‘tuercas’ en la Sunat; para tratar de usar más cruce de información y buscar dónde está la evasión y elusión tributaria. Estas son medidas que tampoco están contempladas dentro del presupuesto y si llevan a un incremento de los ingresos tributarios, eso viene por encima de lo que ya está previsto y podría apoyar un poco más el gasto social.

El MMM es relativamente prudente en la postura de no incorporar esos ingresos tributarios, porque hay mucha incertidumbre de cuánto van a dar y cómo se van a dar. Es algo que genera cierto ruido en el mercado doméstico, pero si las propuestas vienen del MEF muy probablemente van a ser bastante más sensatas que si vienen de otros ministerios.

¿Coinciden con la perspectiva de convergencia y consolidación fiscal que ha fijado el MEF en el MMM?

El marco se constituye con la prudencia que siempre caracteriza al equipo técnico del MEF. En ese sentido, creo que es una propuesta que está bien estructurada. Discrepamos un poco con los supuestos de crecimiento en el mediano plazo, pues nosotros vemos el crecimiento un poco más bajo de lo que proyectan. Por otro lado, tenemos riesgos a la baja cuando deberían haber señales al alza en el crecimiento ante un ambiente externo bastante favorable como el que comenté, pero no parece estar dando tanto empuje por lo que va a restar una (menor) inversión privada al crecimiento.

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El Consejo Fiscal expresó su preocupación por el optimismo que ha tenido el Ejecutivo con las perspectivas económicas para el 2022 y de mediano plazo, y consideró que ello podría llevar a que se sobreestime la recuperación de los ingresos fiscales y se incentiven mayores niveles gasto. ¿Coinciden con esta visión?

Lo hemos visto y analizado. Naturalmente el Consejo Fiscal llama a la cautela en cuanto al desempeño fiscal. Lo bueno es que ya se están estableciendo techos al déficit, y antes no teníamos esa certidumbre. Pensábamos que con todas las iniciativas de gasto que se iban a presentar, el déficit se iba a quedar relativamente estancado en el 2022, tal vez al mismo nivel que el del 2021 (el MEF espera que el déficit fiscal este año llegue a 4,7% el PBI). Hay, por lo menos, una voluntad de reducir ese déficit. Hay un entendimiento de que mayores niveles de endeudamiento no son óptimos para el país. Eso se puede rescatar de la trayectoria fiscal. Somos conscientes de que hay riesgos y estamos de acuerdo con algunas de las observaciones que hace el Consejo Fiscal por los que quedan, y si se materializan esos riesgos ello conllevaría a un cambio de la perspectiva a negativa. Eso lo hemos mencionado.

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El gobierno solo ha establecido de forma legal la meta fiscal para el 2022 mediante un decreto de urgencia, pero aún está pendiente un proyecto de ley de convergencia fiscal que oficialice las metas de los siguientes años. ¿Se puede esperar a que salga esta norma, o consideran que es necesaria pronto?

El decreto de urgencia fue un primer paso que nos dio una señal de hacia dónde quiere ir el gobierno. Aunque es un poco menos ambiciosa que la senda que planteaba el gobierno anterior, ciertamente las condiciones han cambiado. Esta senda de consolidación fiscal nos dice que hay voluntad. Si es que se da un proyecto de ley, tendrá que pasar por el Congreso. Queremos creer que el Congreso será lo suficientemente responsable para tratar de fijar techos al déficit que sean por lo menos no mayores de lo que está planteando el gobierno. Creemos que lo más probable es que si el Congreso ajusta los techos de déficit lo hará a una posición un poco más restrictiva. Si fuese más expansivo lo que buscaría el Parlamento, ahí sería un poco extraño y nos llevaría a revisar nuestros modelos.

“Discrepamos un poco con los supuestos de crecimiento en el mediano plazo (en Perú), pues nosotros vemos el crecimiento un poco más bajo de lo que proyectan”.

Si bien su perspectiva de crecimiento para este 2021 en el Perú aumenta, las expectativas de expansión potencial en el mediano plazo se mantienen bajas por la incertidumbre. ¿Hay otros detonantes que generen que el crecimiento esperado para los siguientes años no sea más alto?

Podrían venir riesgos externos pero lo cierto es que la demanda internacional sigue relativamente robusta y no vemos un shock negativo en cuanto a los precios de las materias primas que podría jalar hacia abajo el crecimiento. Por lo menos parece que por ahí no viene el shock. Siempre está el riesgo de una tercera o cuarta ola de contagios, pero ya hemos visto que lo que resta al crecimiento económico son las cuarentenas. Si los contagios motivan cuarentenas más restrictivas o medidas sanitarias en esa línea, ahí puedes tener riesgos a la baja en cuanto al desempeño económico. Pero todos los riesgos vienen por el lado de la confianza que tienen tanto los inversionistas locales del sector privado o los extranjeros, y tanto los inversionistas financieros como los reales. Eso es un riesgo que va a estar latente y que va a presionar el crecimiento a la baja, a menos que veamos que el ambiente político se ordena.

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